viernes, 24 de octubre de 2008

La reforma va, la reforma va.

El senado de la república finalmente logró un acuerdo para aprobar la reforma energética que de manera urgente se requería en nuestro país. No me atrevo a emitir un juicio acerca de la efectividad o no de dicha reforma, sin embargo, no existe condición más dañina para cualquier ente, que el letargo, el nopasanada, como en el que se encontraba sumergida la mayor empresa de México, PEMEX.

El acuerdo logró que al final la reforma se pareciera mucho más a la propuesta hecha por el Frente Amplio Progresista (FAP), conformado por los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del trabajo (PT) y Convergencia, que a la propuesta que inicialmente enviara al congreso el gobierno federal encabezado por Felipe Calderón, de la cual solo sobrevivieron los "Bonos Ciudadanos", amenaza latente aún de convertirse en tentación para voraces especuladores. Esto sin duda es un triunfo incuestionable de la oposición, lo cuestionable es entonces la manera en que se fraguaron los acuerdos,pues pareciera que el país sigue siendo una cueva de trogloditas dispuestos a alcanzar consenso solo a base de garrotazos. Quizás me equivoque y mucho me gustaría que así fuera, pero al menos en base a los hechos así me lo parece.

En primer lugar la mayoría del congreso conformada por las bancadas del Partido Acción Nacional (PAN), la mayor minoría y  el Parido Revolucionario Institucional (PRI) parecían dispuestas a votar la reforma tan pronto como esta llegó de presidencia, prácticamente sin discusión, o aun más, sin dar información a la población del contenido y trasfondo de la misma. No fue si no hasta después que los diputados del FAP tomaron la tribuna de la cámara de diputados que el PAN y el PRI aceptaron llevar a cabo los foros de debate en donde se expusieron pros y contras de toda suerte de reformas al estatus de PEMEX. Expertos con enfoques tan diversos como diverso es el congreso vertieron sus opiniones y análisis durante 70 días. Ejercicio digno de una democracia fuerte y en vías de ser madura.

Las voces se escucharon y a regañadientes, se llevó a cabo una consulta ciudadana la cual nuevamente la mayoría oficialista del congreso, se negaba a aceptar que existió.

Ayer al fin se votó la reforma. Los partidos que integran el FAP, en especial el PRD se han congratulado por la victoria que su propuesta de reforma obtuvo en el senado, los otros dos partidos grandes se ufanan a su vez de las contribuciones que hicieron también a la reforma y por último el presidente Calderón no perdió ocasión de felicitar a los senadores por haber dado salida a la urgente reforma, no sin dejar ver en su discurso que, si bien es una buena reforma, por tomar lo bueno, se dejó perder lo mejor. Que desde luego para él, hubiese sido su iniciativa.

A la vista de los hechos hago diversas lecturas.

1. La resistencia sigue siendo necesaria en este país. Sin ella se hubiese impuesto un autoritarismo gubernamental y, buena o mala, se hubiese aprobado una reforma que carecía de apoyo popular, de análisis profesional y de consenso parlamentario. El mensaje del gobierno fue claro, si no salen a las calles y no toman tribunas, aquí a nadie se le va a escuchar. Lamentable.

2. El miedo no anda en burro. Luego de los resultados apabullantes del PRI en Guerrero y Coahuila, Acción Nacional vio amenazada su permanencia como primera fuerza en el congreso a la luz de las elecciones intermedias del 2009, ya que de haberse aprobado la reforma de Calderón, esto solo habría sido posible gracias al apoyo priista, lo cual hubiese significado encumbrar a dicho partido y sus legisladores como los grandes héroes salvadores de PEMEX, acelerando así su imparable carro electoral quizás hasta el 2012. Al voltear el PAN a ver la propuesta de la izquierda, optó por hacer ver al PRD como el gran ganador, con la lógica que a este partido es más fácil vencerlo en las urnas, pues este trabajo de derrotarse, lo hacen ellos solos en gran medida, gracias a su divisionismo sistémico y sus estridentes líderes.

3. Un cálculo frío. Pudiera ser que desde un principio la reforma de Calderón hubiese sido pensada para dejarla perder. El gobierno se alzó con una reforma a sabiendas que sería derrotada al ponerse bajo el escrutinio de expertos y de la población y desde el principio esperaba aprobar la reforma que hoy es una realidad. Me niego a creerlo, pero del PAN mucho se puede esperar.

López Obrador por su parte a dejado perder toda viabilidad política para su proyecto. Escucho voces que lo tildan de loco, francamente no creo que lo esté. Desafortunadamente no es locura, sus actos tienen un propósito, no se cual será, ni por donde irá. No pretendo averiguar. Lo que si se es que él jamás será presidente constitucional de nuestro país. Hoy menos que nunca.

Pasemos a la catafixia. Mientras haya impunidad, la viabilidad de nuestro país como un lugar donde la vida humana sea sustentable está cada vez más lejana. Un automovilista arrolló a Chabelo luego de haberse impactado por detrás contra su vehículo, mientras emprendía graciosa huida al ver que el afectado se dirigía a revisar el daño que habría sufrido su unidad. ¿Cuándo tendremos el valor y la determinación de responsabilizarnos por nuestros actos?

Y a ritmo de cumbia digamos: ¡La reforma va, la reforma va!

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