miércoles, 23 de febrero de 2011

Obertura

Con la paz de quien pierde el vuelo

desabotonó su angustia

la dejó resbalar

acariciar sus caderas

caderas donde pende el impulso de mi sexo inverso

adverso

Sus ojos corrieron por los párpados húmedos

lloró camas vacías

muertos

lobos y aullidos en voces de puertas cerradas

Se tendió con palabras abiertas

para ser preñada por el silencio

una a una dio a luz a las cosas sin vida

las nombró

Quiso verse en una piel de nubes de tormenta

llenar con aire los intersticios del mar

del mar a la lluvia de la lluvia a un sol lejos del cielo

Flotó como semilla

el esperma bañó cristales sin destellos

escurrió con prisa en azulejos de otros

Cantares de otros

más allá de las venas de cobre y su sangre cegada

eléctrica

Abrió los párpados

gritó la vida en un oscuro paso sin dios

sin vodka

sin la angustia de morir descalzo

Los cerdos bajo su vello

aguardan la caída de los despojos del deseo

lo mastican

adivinan su sabor agrio y el recuerdo escrito de mi mano


© Servando Baltazar López, 2011.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El primer trago debe ser vasto

DSC00596 Presentación del libro Notas de cata de Roberto Amezquita.

Por: Servando Baltazar López.

Con tonos frutales, una marcada presencia de taninos y aureola festiva, como deben ser los vinos latinoamericanos, Roberto Amezquita (Estado de México, 1985) presentó el pasado 17 de noviembre a las 18:00 horas, en el centro cultural el Diezmo, en el corazón de la ciudad típica de Metepec, su ópera prima Notas de cata, libro que, durante los XXXV Juegos Florales de Poesía en Ensenada, Baja California, obtuviera el primer lugar nacional “Luis Pavia López”.

A manera de viaje a través de emociones y sensaciones que la ingesta de vino produce en los sentidos, la poesía de Roberto Amezquita recorre con sus letras las gotas en ascenso de la copa al alma y del alma al cerebro en estampida robándole efusiones al alma. Ante un auditorio lleno, en compañía de Bertha Balestra, cronista de la ciudad típica de Metepec, Roberto dio inicio a la degustación y, con la sutileza del somellier, mientras descorchaba amenizó el tiempo de aireado con la anécdota de lo que fue una carrera contra el tiempo, desde la creación de los diecinueve poemas, una nota personal, nueve epigramas y un addendum, su entrega al límite y luego el viaje relámpago a la ciudad noroccidental para recibir el galardón.

Vino joven, sin sedimentaciones, Amezquita llenó las copas de la concurrencia dando lectura a la introducción de la obra. Un vasto trago que habría de ser suficiente para permitir escanciar los corazones de los allí presentes hasta dejar en ellos el remolino que sólo el vino, como la poesía deslizan en la mente.

El tono anecdótico y la frescura del joven poeta dieron paso a la solemnidad cuando alzando la copa de sus versos dictara el ritmo de una noche cálida, serena, distante del tráfico que no dejaba de hacerse patente con los ronquidos de los camiones desafiando la pendiente de la avenida Estado de México, con la cual colinda el Diezmo por uno de sus costados.

“Alza el curvo cristal/ preñado en transparente/ inclina la piedra vaporosa del granate que/ fluye/ y bebe a raudales tu moderación/ ¡bebe!”

Cada vez más minadas las sensaciones con la irresistible caricia de las palabras fermentadas, la lectura avanzó de la Vista al Olfato y, casi por último al Gusto. Sentidos que dan también título a cada una de las tres primeras partes en que se divide la obra.

Alguien me dijo que en la edad media se tornó costumbre chocar el borde de los vasos en las noches de celebración y bacanal, pues en las cortes europeas no era extraño ser víctima por envenenamiento de aquellos que querían hacerse un camino en la escalinata del poder, sin embargo, me gusta más la acepción del origen de la costumbre que se relaciona con la intervención de cada sentido en el ritual del vino. Si bien los tres primeros evidentes, el oído se hace presente sí y sólo sí esta última muestra fraterna se hace presente. El brillante o seco golpe del recipiente, sea que se trate de cristal de Bohemia o peltre de cualquier origen, llena entonces este otro vehículo de precepción del mundo. En esa noche donde la embriaguez se vivió seca, fue acaso el oído el más privilegiado.

A la lectura siguió la participación del público. Brotaron los aplausos y entre el auditorio las felicitaciones no se hicieron esperar. Algunas reflexiones sobre la filosofía y el amor a las letras, al lenguaje. Y una disertación del propio poeta a modo de respuesta a la pregunta del papel de la poesía en un mundo donde Stephen Hawkins asegura que no hizo falta un dios para la creación, y en el que las botellas de vino se tapan con corcho por mero acto de nostalgia, en la que declaró, citando como ejemplo el festival poético de Medellín, que la poesía humaniza, ante todo al lenguaje, pero no sólo a él. Amezquita ve en la poesía un vehículo efectivo para ralentizar la barabarie que cada día devora con mayor fiereza la convivencia humana.

El sentido del tacto no quedó exento de participar, pues como cierre del acto, tras adquirir un ejemplar del libro en el lobby del recinto, el público asistente tuvo ocasión de estrechar la mano del poeta, tomarse la foto y recibir, de puño y letra, una dedicatoria personalizada. Elemento infaltable en esta clase de acontecimientos.

Notas de cata, excelente selección, excelente maridaje para acompañar la experiencia del vivir. Y sí, aun en exceso, una resaca así no deja de agradecerse.

sábado, 16 de octubre de 2010

Payasitos

La palma renegrida remueve el polvo sobre el áspero pelo del lomo del Estopas. El crujido del asfalto aplastado por las llantas y el calor de los motores son como el telón que da aviso para comenzar el espectáculo. Anita se levanta dejando echado al perro sobre la acera, se acomoda las enormes y redondas nalgas y comienza el ascenso. Tiene menos de cinco segundos para alcanzar la cúspide; para entonces la sonrisa de un ranchero bigotón deberá ocultar sus nervios. Cuarenta, quizás cincuenta espectadores conformen el auditorio esta vez. Sólo tres o cuatro pagarán la cuota.

A ritmo de “El Mechón”, es la que mejor recuerda aunque no suene, guardará precario equilibrio sobre los hombros de César, mientras lanza las esferas de colores deslavados. Dos. Lanzar tres es para los consagrados. Si pierdes una, la tienes que pagar, le dijeron.

Sí, algunos ríen. ¿De la grotesca máscara?, ¿de las pelotas rebotando en sus manos?, ¿de las enormes nalgas? No puede encontrar la mirada de nadie, ¿no le están prestando atención? “¡Soy yo!”, piensa, y se reanima cuando un niño, apenas menor que ella, la señala desde la enorme camioneta donde viaja acompañado de su madre. Si esa señora anduviese a pie, ¿tendría las nalgas como las que usa Anita en su “show”? Ella no quería tener nunca un cuerpo así, ella sería como la Lety cuando fuera mujer. Lety tenía trece años y era diferente de los chavos, pero no tenía esas cosotas. Anita sería como Lety.

¡Ay, no!, debajo de sus pies César se mueve, y ya no al ritmo de “El Mechón”. Hay que bajarse. Aprieta las pelotas contra su pecho y cierra los ojos. Es cosa de lanzarse al vacío. Nunca ha estado segura de si quien la recibe es César o el Celes, pero nunca la han dejado caer. Quizás porque ella nunca ha dejado caer tampoco una solo pelota. Favor con favor. Así es la ley.

“No se te olvide quitarte la máscara, que vean que eres niña. Así te van a dar más”, le dijo el Celes la primera vez, y sí, casi siempre consigue más que César. Y el Celes, él ni se arrima. Un día Anita va a ser la de hasta abajo y va a ser quien reparta las ganancias. Un día.

Cuando llegan es más o menos uno por uno, pero cuando se van, se arma la escandalera. El Poli les chifla y arrancan, como si tuvieran tanta prisa. Todos juntos. ¿A dónde van? Ella nunca ha ido a ningún lado. A veces reconoce las caras, ya sabe que el don de barba en el carro verde no va a dar nada. Una vez le dio una paleta, pero de eso hace mucho tiempo. El Celes se la terminó comiendo, por eso mejor ni recibe dulces. La chifladera del Poli dura más que otros días, hace frío y el Estopas sigue sin levantarse, a lo mejor ahora si se muere, como Dulce, la hermana menor de Anita. Ya casi no se acuerda de ella, pero le pasó como al Estopas, se estuvo todo el día sin moverse, sin hablar, hasta que se tuvieron que desaparecer todos un tiempo del puente, en lo que Diosito llegaba por ella. Eso le dijo el Celes. “Yo sé de esas cosas, niña”, le aseguró, “por eso soy el Celes, por celestial. A mí Él me habla al oído”. Ni cómo discutirle.

No, era diferente, el Estopas al menos chilló cuando le tocó la pata. A lo mejor sí se levantaba, si no, pues ni modo, a dejar el semáforo mientras Diosito lo recogía. ¿Por qué le daba pena a Diosito que le vieran llevarse a la gente?

--Hazte pa’trás-- escuchó en el estruendo la voz de César --, ¿no ves que te van a volar la máscara?

Pues sí, la máscara era de él, tenía que cuidarla. La del pelón ya no le daba risa a nadie. ¿Quiénes eran esos señores? ¿Payasos sin maquillaje? Sí, en eso de la “artisteada” todo podía ser posible. Eran payasos, sin duda.

--Si sigues así, un día vas a salir en las revistas, Ana. Acuérdate lo que te digo, por eso soy el Celes. Porque soy celestial—El empujón que el Celes le propinó sobre la cabeza, la hizo caer sobre Simón, quien ahora sí, se arrastró como pudo para evitar el golpe. No se iba a morir. Hoy no, podían quedarse un rato más en el semáforo. Estaba oscureciendo.

Luces, crujidos y calor. El telón se volvía a levantar.

Copyright © Servando Baltazar, México, 2010.

viernes, 11 de septiembre de 2009

El Violín

el-violin-03 México de ayer, de hoy y de mañana; puede ser cualquier tiempo. El mismo país abrumado, apresado, acorralado en sus propios miedos. En la brutalidad de sus cadenas. Crisis, influenzas, caídas de los precios del petróleo. La injusticia.

Esto y más retrata Francisco Vargas en su ópera prima “El Violín”, historia angustiante narrada entre las cálidas notas del instrumento, situada en un solo país, pero clavada en todas las almas. Por la música pudiera situarse en algún punto de los estados de México, Michoacán o Guerrero; sin embargo, por la vigencia de la miseria y sus cotidianos malabares, esta fábula de la inocencia podría ocurrir en cualquier parte. La época, cualquier punto entre 1970 y el 2009, y mucho me temo que quizás más allá.

El ejército, en persecución desenfrenada de un evasivo grupo armado, va poco a poco desplazando a las comunidades campesinas sobrevivientes que habitan la sierra, con lujo de brutalidad, aquella que apenas ayer fuese negada en Guadalajara, pero esa, aunque no lo parezca, es otra historia, y no es de ficción. De manera impactante Vargas retrata las inevitables semejanzas y las abismales diferencias entre las tropas regulares del ejército federal y las tropas improvisadas, siempre llenas de coraje y pasión, de los campesinos armados, algunos con machetes, otros con rifles de asalto, otros más con remedos de utilería, pero todos con la esperanza de que su lucha los llevará a un futuro mejor.

Un hombre, sin embargo, Don Plutarco, armado con la música que extrae mágicamente de su violín, logra penetrar las líneas enemigas en varias ocasiones, sacando desde parque, hasta información, la cual piensa será valiosa para el movimiento del cual su hijo forma parte activa.

Los soldados en un inicio se ven seducidos por la magia del violín, sin embargo la brutalidad será siempre brutalidad y, al cabo de un par de visitas del músico, filtran información falsa, trampa en la cual el anciano cae inocentemente y con él los mandos del movimiento armado. El destino está sellado y no pudo haber mejor frase para decirlo que la expresada por Don Plutarco: “se acabó la música”.

martes, 2 de junio de 2009

¿Peña Nieto?

¿Peña Nieto será candidato? No lo creo y básicamente me da lo mismo, pues igual no votaré por él. La reflexión viene porque la gente está convencida de que así será, producto de la cortina que sexenio a sexenio se tiende para evitar mostrar lo que ocurre en verdad.

Puedo asegurar dentro de 6 sigma, que nunca más votaré por el prian.

Voté por Zedillo, fue mi único voto al PRI y luego, quien pudo arrancarme un voto al PAN fue Castillo Pedraza, pero su propio delfín lo traicionó abandonándolo a su suerte, metiéndolo en un condón y lanzándolo por el retrete para taponear el drenaje profundo del Distrito Federal, suerte que no acompañé y hoy aquel traidor es presidente con todo y las dudas y marcas de ilegitimidad de México, probando que los hombres de bien no serán presidentes.

¿Quién, si no Peña Nieto será el candidato? Bueno, eso no lo se ahora mismo, solo se que no será Peña Nieto y para saber eso basta recordar la historia reciente, la que nos ha tocado vivir a mi generación, porque meses más, meses menos, marcaron el que nuestro primer voto haya sido parte o no de la primera ocasión en que la oposición ganara la presidencia de la república. Los panistas puritanos dicen que con Maquío, los historiadores dicen que con Cárdenas. De aquellos años recuerdo las conversaciones de familiares mayores, maestros tal vez, en fin, la gente grande, daban por hecho que el candidato del PRI sería otro gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo. Su popularidad era equiparable, considerando que antes no había feisbú, ni nada de eso, a la que hoy tiene Peña. Ocupando los noticieros a la par que De la Madrid, el que por senecto dice puras pendejadas, como que los Salinas son rateros; nadie se imaginaba que el gris secretario de planeación y presupuesto pudiera ser el ungido y si, contra todo pronóstico, Salinas fue candidato. Porque ¿de cuándo  a acá le ha importado algo al PRI lo que piense o necesite la gente? Son juegos de poder más allá de las preferencias y popularidad de los candidatos. Salinas fue muy cauto, Serra Puche, el más sonado, solo podía ser candidato si en tres semanas se reformaba la constitución y eso no pasó si no hasta con Fox. En fin, Colosio llegó de atrás, como Messi o Maradona, sorprendiendo a propios y extraños y creando a su alrededor un aura de credibilidad amparada en su incendiario discurso del Monumento a la Revolución y el hecho de que fuera el primer candidato en la historia del PRI que había ocupado un puesto de elección popular, a saber, senador por Sonora. ¿Cambió la historia, rompió quinielas? No, Lomas Taurinas le quitó lo masturbado de la idea. Zedillo, tan o más gris que el anterior, sin equipo detrás, sin familia pesada del brazo, sin pena ni gloria, sin mancha, sin pasado, llegó y se hizo de la presidencia en la hasta ahora más contundente victoria electoral de cualquier presidente de este país. Menos de 40% de abstencionismo, más del 50% del electorado, asustado por un bohemio enmascarado rodeado de choles, tojolabales, tzotziles y tzeltales borraron la sombra del fraude. ¿Te habrías imaginado a Zedillo de presidente? El Jefe Diego era el bueno, ¿no? No.

La del 2000 era una lucha arreglada desde el 89. Ese que se puso las boletas como orejotas, ¿quién es? Tiene carisma. Se llama Vicente, diputado federal por Guanajuato. Dile que si quiere ser gobernador.

Por primera y única vez en la historia la opinión ciudadana sería tomada en cuenta, la sociedad no aguantaría un fraude más, debía haber sucesión. El asesinato de Colosio simplemente la postergó, era necesario, no se podía entregar la presidencia al ala radical demócrata del PRI, ahora convertida en oposición. Maquío era de derecha, si, pero no tenía mucho con qué se pudiera negociar, llegó allí solito, por méritos propios, impulsado por capitales que no pertenecían al poder. Agregarlos era una tarea que se haría después. Vamos a seguir siendo ricos y ellos pobres. ¿Y el poder?

Diego fue buena opción, buen relumbrón. Nada.

La campaña que había sido largamente prometida llegó, desde el 96 el guanajuatense comenzó. Retrata bien, tiene voz potente, como Colosio, va a gustar, además le gusta hacerse el chistosito. La gente lo va a seguir, es como Chespirito, pero grandote. ¡Venga de ahí!

¿El PRI? insultos, descalificaciones, Pinocho se llamaron, se insultaron con la complacencia de Adal Ramones. Ya estaba pactado. ¿Cuauhtémoc? ¡Si! como brillaba en la selección. No, el otro. ¿Cuál?

Ganó la popularidad, años atrás el miedo, ahora la lente. Dos elecciones en que el pueblo votó. Ya ganó Chespirito, ¿vamos a dejar llegar a Don Ramón?

Se necesitaba algo más que caras bonitas, más que popularidad, tenemos expertos en crear popularidad, necesitamos un político. Todos se la creyeron. ¿Te hubieras imaginado a Madrazo de candidato?, ¿A Calderón?, ¿No ya sabías que tu presidente iba a ser Creel?

Peña nieto es un desafío de la televisión. Como diciendo: "Quédate con tu ley electoral, las elecciones las sigo ganando yo". Televisa es fuerte. Televisa todavía tiene un patrón.

No se quién será presidente, tampoco quién será candidato. Lo que si se es que lo que pensemos tu y yo a ellos, los tiene sin cuidado. Peña Nieto no va a ser.

 

Artículo 5.
  • Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

miércoles, 27 de mayo de 2009

La evolución de la esperanza.

Julián Acapulco, mexicano de nacimiento, alemán por sumisión, pasaba con su germánica consorte unas tranquilas vacaciones en Tampa cuando el secreto a voces, ahora convertido en rumor, de la inusitada alerta de evacuación se corría como pólvora en una aterradora realidad. De espíritu emprendedor, aunque algunos decían más bien oportunista, Julián logró su pase en la enorme nave a unas horas de su despegue, aprovechando una visita de la mujer a los servicios (¿de salud, de un juez, de alimentos, sanitarios?).

Su nombre, o apellido pues, Acapulco, aunque detallada y fielmente acreditado por sendos pasaportes alemán y mexicano, se negaba a encontrarse un sitio en el listado del sistema de registro poblacional con que la aduana de la embarcación sustentaba las identidades de cada pasajero. Sin embargo el guardia, Pietro según constaba en la cédula de identificación, italiano por donde se le buscase, no podía evitar sonreír discreta y maliciosamente cada que el consabido apellido le venía a oídos. Había soltado al fin una ruidosa carcajada y ante la mirada reprobatoria de sus colegas de la escotilla 7G y 9G y del supervisor que avispado recorría los accesos, en busca de polizontes, forzó de una palmada en la espalda la entrada de Julián con un severo “¡andiamo!”, como dando a entender que no toleraría que siguiera obstruyendo el acceso con sus preguntas ansiosas y sin respuesta, cambiando la risa por un gesto hosco que despistaría al más bragado supervisor de guardias de seguridad de cruceros de evacuación masiva, incierto acerca de quién había profanado la seriedad de la misión.

Falla colectiva de los filtros, una torre de enfriamiento bloqueada por polvo de asteroide, una ataque alienígena. Esto y más fue lo que se pensó; lo que se dijo fue solo esto; en realidad nunca se supo, ni nadie que siguió esta historia sabrá jamás que ocurrió realmente en la otra historia, la que se llevó el “Evolution of Hope” con un propulsor envuelto en llamas verdosas que no decidían si conflagrar para arriba o para abajo, ¿dónde era arriba o donde era abajo? Y con ella “lo mejor de la humanidad”.

Julián había logrado mantener un bajo perfil entre los miles de pasajeros del “Evolution of Hope”, no sabía que consecuencias podría tener el ser descubierto, si Pietro soltaba la sopa, si soltaba la pasta, el espagueti, el fusigli, tagliatelli, capellini, tortellini, y sucumbía al peso de la verdad callada, delatando que había dejado pasar a un polizonte por el solo hecho de llevar el apellido Acapulco. En su barraca, Pietro volvió a reír sin razón aparente cuando lo recordó, ante la mirada reprobatoria de sus compañeros. Escotilla 6G, 7G y 9G.

No habló con nadie por casi tres semanas, al menos no con humanos. Logró infiltrarse en el sistema de registro de pasajeros con toda intención de convertir Acapulco, más que en destino turístico o lugar de origen de dos pasajeros registrados, en el nombre de uno más. Solo por curiosidad, buscó en el sistema los registros de familias alemanas, una larga lista sin duda. O bien los alemanes eran queridos y valorados por la humanidad entera, o bien había más millonarios de los que había imaginado hasta entonces. El martilleo metálico lo obligó a cerrar el sistema justo a tiempo para salir de la cabina y aparentar que solo andaba de paseo por los anodinos corredores del Ala Beta-Blue (BB) cuando el rondín de supervisores se cruzó con él.

Müller, al menos seis familias registradas, de al menos dos integrantes cada una, Baudach tenía un representativo de cinco, todos familia, Fischer iniciaría la colonización con tres grupos de dos, seis y tres cada uno. Weller, Brueckner, Braun, Haas, Klingbeil, Baumgartner, Groeschel, Hasel, Metzinger, Kroeger, ¿von Hinten?, ¿había visto el nombre von Hinten? Estos y un largo etcétera nutrían el contingente germano. Recordaba otros nombres, pero no pudo, no quiso, no logró en cualquier caso, recordar el nombre con el que estaba registrada una mujer en solitario, sin familia. ¿Había regresado a tiempo de los servicios? (¿de salud, de un juez, de alimentos, sanitarios?), ¿cómo le iba a explicar ahora que había abordado el crucero sin ella? No, tal vez no era ella. Pero, ¿qué podía hacer otra mujer alemana abordando en solitario la nave? Quizás ella tenía planeado abordar sin él, dejándolo abandonado a su suerte, para ser devorado por las incontrolables nubes de virus que iban cubriendo el planeta; a su suerte para visitar los museos submarinos en que, una a una se iban convirtiendo sin que nadie pudiera hacer nada, las ciudades portuarias del mundo. Pero si ese había sido su plan, muy bien, él no era su familia, lo había conocido cuando entre la multitud que hacía fila (montón) para tener una mesa de balcón en el Charles ‘n Charlie’s de Acapulco, él como responsable de filtrar la escoria, la había elegido a ella y solo a ella, bueno y a sus tres amigas con quienes ese verano habían visitado el puerto dos meses antes del primer tsunami, para ocupar el tan ansiado lugar. Pero, ¿y su familia?, ¿no había planeado abordar con su familia? Si la dama en solitario era ella, tenía que haber abordado de manera tan intempestiva como él, y eso era poco probable, pues hasta ahora no le conocía esas habilidades, ¿o sus azules ojos habían seducido nuevamente a un cadenero? ¡No!, nadie en su sano juicio pondría a un cadenero acapulqueño en los accesos del “Evolution of Hope”, donde solo lo mejor de la humanidad debía abordar, eso o habiendo comprado calidad humana. Pero sí habían puesto a un italiano con divertidos recuerdos de Acapulco que lo hacían vulnerable. Tenía que encontrarla antes que ella a él.

El Ala alemana era el Delta-Green (DG) ¿deutsche Gemeinschaft? No, pura casualidad. Quién sabe. Llegar a ella le había requerido una larga caminata desde el Ala BB, durante la cual se había detenido a vomitar 3 veces, el imperfecto funcionamiento de los generadores de gravedad hacían oscilar los intestinos cuando se volvían a activar luego de alguna breve interrupción, sobre todo si no se era pasajero registrado y por ende no se había asistido a los entrenamientos en alguno de los 500 “ZeroGravity Spa” que amablemente, un notable empresario de nombre Charles Delgado había puesto a disposición de los pasajeros sin costo alguno en los cinco continentes, más con ánimo de hacerse un lugar en la lista que de altruismo.

Al mirar los pequeños corrillos en que seguramente se segmentaban las familias alemanas, de los que se escapaba un tímido y nervioso murmullo, apenas audible desde el corredor por el que avanzaba, no pudo evitar imaginar como sería el ala mexicana. Seguramente dos corredores antes se dejarían escuchar los consabidos chiquitibúm, los sisepuedes y al llegar, seguramente vería como en abrazo fraterno, al son del mariachi deslizado como por arte de magia en el sonido local, se hermanarían los Belausteguigoitia con los Elizarriturri, los Kasis con los Döring, Baker con de la Garza y así, todos los mexicanísimos pasajeros deseando llegar ya para poder sorber, aunque sea un traguito, del clandestino tequila que habían infiltrado.

Delimitar familias entre los alemanes parecía más sencillo, solo debía arriesgarse un poco, preguntar aquí y allá por la solitaria mujer. Bendita migración, haría más sencillo pasar inadvertido en aquella comunidad. Por fin dio con una pista en firme, los camarotes de los científicos estaban al final del corredor a la izquierda, saliendo del “Stammsraum”. ¿Qué hacía en el grupo de los científicos?

Entre discusiones de saltos cuánticos y airadas descalificaciones al Big Bang que aseguraban, habrían de corroborarse al llegar a “Terranova”, coló un par de preguntas en off side, para luego esperar en silencio tras la columna que cubría la escotilla del camarote DG-1023. Con un destapador en cuyo mango yacía encapsulado un diminuto Cristo formado por conchitas de caprichosas formas, a cuyos pies se leía “Rdo. de Acapulco” en temblorosa caligrafía, dejó sin guarda la toma de aire ahora a sus espaldas. El abundante sudor nervioso de la palma de su mano se mezcló con la saliva al ahogar un grito de sorpresa. La cintura que asía no correspondía con la que recordaba luego de 6 años de matrimonio, ¿no había hecho dieta para ir a la Florida? Sintió como los pómulos se irrigaban de golpe mientras la boca se le llenaba de ese cálido sabor de suave acidez, tan propio de la sangre, cuando la cabeza de ella, tras chocar contra su tabique, rebotó en sus dientes frontales al lanzarse por el ducto abierto con su presa en vilo.

Adriana Kunstler, alemana de nacimiento, ciudadana del mundo por auto definición, había abordado el “Evolution of Hope” gracias a que su ex esposo, reconocido físico nuclear, le cediera su lugar en un acto, más que de nobleza y humanismo, de practicidad, pues su vuelo a Miami se retrasó y de dejar el sitio a fulanito de tal. Así que decidió conceder la gracia a su ex esposa, quien rondaba la península por aquellos días. Tal había sido la historia tal como Julián la había resumido, luego de dar explicaciones ante furiosas reacciones de Adriana, que solo cesaron tras darse cuenta que la nariz de Julián nunca volvería a hincharse simétrica al aspirar el perfume de las ahora lejanísimas flores.

Depositar chatarra espacial más allá de la atmósfera terrestre ha sido un tema largamente discutido y al final, un mal necesario, pues nadie lanzaría una misión en busca de las Voyager con riesgo de que la nueva nave también se convierta en chatarra a mitad de la misión. Sin embargo, los diseñadores del “Evolution of Hope”, pensaron más ético confinar los deshechos en contenedores concienzudamente sellados antes de lanzarlos al espacio. De tal suerte que cual droides en película épica de fin de siglo, en un contenedor de deshechos sólidos que se encontraba al final del interminable ducto, Adriana y Julián abandonaron contra su voluntad el masivo volumen de la nave crucero de evacuación masiva “Evolution of Hope”.

El espectáculo de luces fue exclusivo de algunas generaciones que habrían de nacer 200 años después, en un punto a 200 años luz del último punto donde el crucero surcó en una pieza el espacio infinito. La onda de choque sacudió levemente el contenedor de deshechos. Adriana y Julián no se percataron.

El escaso aire respirable de la cabina no iba a ser desperdiciado en estúpidas charlas con un acapulqueño vividor, así fuera la única persona a quién sabe cuántos planetas a la redonda. Ignorando que le había salvado la vida, por lo menos por ahora, veía en Julián a quien le había arrebatado la oportunidad de volver a empezar con la selección nacional de vida de provecho. Julián tampoco insistió, se sentía devastado, ni siquiera era su esposa, quizás ella ahora mismo estaría tomando alguno de los cada vez más populares tours en submarino para visitar las ruinas sumergidas de Amsterdam, Sidney o Manhattan. Y él, luego de hacer lo más difícil, lo había echado todo a perder y encima con esa mujer neurótica como única compañía.

La muerte es mucho más impactante por fuera de lo que es por dentro, al menos así le parecía a Julián. El sentimiento de vacío, de pérdida, el ambiente pesado insufrible que acompaña la tragedia, por dentro se convertía en una entrega pacífica a la nada, la pesadez dominando el cuerpo, el olvido del alma, de la mente, quería ver su vida pasar en un instante, solo pudo ver las grises paredes del contenedor y la difusa figura de Adriana apenas iluminada por la tenue luz que por alguna desconocida razón llevaba por dentro el contenedor, todo bailaba ante sus ojos arrullándole sin remedio. Obscuridad.

* * *

Un hombre de barro se erguía en la verde pradera y así como se erguía, Julián volvió a caer presa de un intenso dolor en el tórax. Para ser el cielo estaba muy húmedo y el infierno debía ser más caliente. Un sabor acre se le metía entre los dientes, de consistencia pastosa. Si la muerte era el fin de todo sufrimiento, estaba vivo, la punzada en el costado y la dificultad al respirar se lo recordaba. Una piedra le había fracturado una costilla, molesto, no pensó en otra cosa y quiso lanzar la piedra lejos de si. Al sentir que golpeaban violentamente su rodilla, Adriana se irguió como pudo toda cubierta de barro. Los trozos aún humeantes del contenedor estaban regados a varios cientos de metros al rededor de la fosa de barro que seguramente había amortiguado la caída de los dos tripulantes. Estar cubierto de barro y con una costilla menos le parecía precio justo por haber sobrevivido tremendo aterrizaje. Bueno, tampoco la nariz estaba del todo bien.

"Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra."

- ¿Quién dijo eso? – Preguntó Julián.

- He sido yo – Respondió una voz más allá de todo espacio, más allá de todo tiempo.

- Dios – Continuó al fin la voz, al ver la expresión confundida de ambos.

Adriana y Julián no atinaron más que a mirarse el uno al otro con profunda confusión, de algún modo, sin embargo, sabían que aquello no se trataba de broma alguna.

- ¿De verdad creyeron que su venturosa huida del planeta en agonía y luego su fabuloso escape yorchlucariano fue simplemente suerte?

- N… no – Respondió tímido Julián.

- ¡Claro que si lo creyeron! No importa, ustedes no creen en mi y eso es mejor, así empezarán de cero, como la primera vez.

- ¿Primera vez? ¿qué está pasando? – Preguntó Adriana.

- Los traje aquí para iniciar de nuevo, la Tierra está en franca agonía, pronto llegará la inevitable extinción, “causas naturales”, seguirán insistiendo sus hermanos. Y bueno, tienen razón, yo soy la naturaleza, la causa entonces será natural. Después de todo no me salieron tan mal. Y aquellos que pretendieron desafiar su destino, bueno, son materia para nuevos planetas. ¡Sin habitar!, desde luego.

Julián no pudo evitar una leve carcajada por lo bajo.

- ¿De qué te ríes?

- No bueno, es que dices que empezaremos de cero, pero ya sabemos un montón de cosas. Por ejemplo, podemos ir a buscar los restos del planeta abandonado y retomar todo donde nos quedamos. Esta y yo.

- ¡Solo tu! “Esta” no va contigo a ningún lado.

- No tengo porqué dar explicaciones, pero bueno, solo son ustedes por ahora.

- ¡Y por siempre! – remató Adriana

- Eso lo discutiremos. Bien, para cuando la nueva humanidad tenga la tecnología para siquiera soñar en regresar, ustedes, hará mucho tiempo que estarán muertos. Para entonces, toda memoria de la vieja y hermosa Tierra se habrá perdido, a lo sumo será parte de teorías supersticiosas del origen de la vida. Ya saben como son ustedes especialistas en complicar las cosas. A menos…

Para entonces Adriana y Julián ya se habían despojado de algunas costras del barro seco para descubrirse desnudos. ¿Quién y cuando les había quitado la ropa? Y miraban atentos hacia el cielo, de donde suponían provenía la voz. Una vieja tradición sin duda.

- ¡Vaya! ya tengo su atención. A menos que ahora si obedezcan y eso incluye olvidarse de querer volver. Aquí lo van a tener todo. Digamos que serán mis mascotas favoritas, yo veré por ustedes, que no tengan frío, que no tengan hambre, incluso estaré atento de crear algún escarabajo de buen tamaño que se alimente de sus heces y no tengan que preocuparse por letrinas o cosas así. Simple, ¿no?

- ¿Y porqué no nos diste ese escarabajo en la Tierra?

- Desobedecieron. De eso si te acuerdas, ¿no?, ¿catecismo?, ¿Génesis?, ¿Adán, Eva?, ¿la serpiente?

- Bueno – Dijo con una sonrisa Julián-, creo que será fácil.

- ¿Verdad que si? Pero ahora no me voy a arriesgar, tengo suficiente experiencia para saber quien manda aquí. Adriana, ven conmigo, tengo que hablar contigo.

- P… pe…

- ¡Nada de pero! -interrumpió Dios- Adriana, vamos a donde no nos puedan oír.

Luego de una no poco áspera discusión, Dios convenció a Adriana de que tendría que aparearse con Julián, de otro modo el plan divino versión 2.0 no iba a funcionar. La razón que ella aceptó al final, no le pareció la mejor a Dios, pues tenía tintes de clara soberbia, ella sería, como lo había pensado al abordar la nave, pieza clave en la reconstrucción de la humanidad. Pero bueno, había sido necesario negociar. A cambio, ella se mostró totalmente dispuesta a cumplir y, más importante aún, hacer cumplir el plan divino 2.0.

- La historia ya la sabes, se feliz, deja de lado las preocupaciones, que para eso estoy yo. Y bueno, como ya sabes, hay un árbol…

Detrás de Adriana, un inconfundible crujido, sinónimo de salud y agradable sabor resonó como bomba en los oídos de Adriana.

- Idiot! – le gritó, mientras con una quijada de burro que había en el suelo, asestaba un preciso golpe sobre la sien de Julián.

Junto a la mano inerte, por cuyo brazo corría un hilillo de sangre, apenas parte mínima de la sanguinolenta masa que se escurría por el cráneo partido, rodó una roja manzana con la huella de los dientes de Julián.

La mano divina, con toda su furia, golpeó su propia frente, llevando la cabeza hacia atrás y con ojos cerrados y los dientes apretados, un grito atronador resonó en todo el universo…

“¡Vale ma…!”

Artículo 4.
  • Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

martes, 14 de abril de 2009

¡Pior es nada!

No cabe duda que el gobierno mexicano se encuentra en un abrumador estado de nostalgia, mientras el ex secretario Téllez en dasafortunada conversación telefónica declaró extrañar los tiempos del PRI, el senador Beltrones del citado partido a su vez dice extrañar un jefe de estado, por su parte, quien se supone debía serlo, parece extrañar a Foxilandia y ahora se perfila a crear Calderolandia con las declaraciones que insiste en hacer.

En marzo pasado se frenó la caída del empleo al crearse la “modesta” pero positiva cifra de casi 4 mil puestos de trabajo. Declaró ayer Felipe Calderón. Casi. Según las Secretaría del Trabajo y Previsión Social, los puestos de  trabajo de que habla Calderón fueron 3,630. Claro, es la primera vez desde que toma posesión, que el “presidente del empleo” puede hablar de creación del mismo.

En un contexto internacional adverso éstas son buenas noticias, asegura el presidente. Claro que son buenas noticias, si se ha recuperado el 1.96% de los 185,305 puestos que se habían venido perdiendo desde enero a marzo. 580,000 en los últimos 5 meses. Entendamos al señor Calderón, considerando que él ganó la elección presidencial por un legítimo margen de 0.58%, 1.96% ¡Es un montón! Motivo suficiente para lanzar las campanas al vuelo, señor presidente. ¿Se está burlando?

Francamente prefiero que me relacionen con un enmascarado luchador regordete y chaparrito enfundado en zarape tricolor para anunciar una hamburguesa.

Santito

Seguidores