viernes, 11 de septiembre de 2009

El Violín

el-violin-03 México de ayer, de hoy y de mañana; puede ser cualquier tiempo. El mismo país abrumado, apresado, acorralado en sus propios miedos. En la brutalidad de sus cadenas. Crisis, influenzas, caídas de los precios del petróleo. La injusticia.

Esto y más retrata Francisco Vargas en su ópera prima “El Violín”, historia angustiante narrada entre las cálidas notas del instrumento, situada en un solo país, pero clavada en todas las almas. Por la música pudiera situarse en algún punto de los estados de México, Michoacán o Guerrero; sin embargo, por la vigencia de la miseria y sus cotidianos malabares, esta fábula de la inocencia podría ocurrir en cualquier parte. La época, cualquier punto entre 1970 y el 2009, y mucho me temo que quizás más allá.

El ejército, en persecución desenfrenada de un evasivo grupo armado, va poco a poco desplazando a las comunidades campesinas sobrevivientes que habitan la sierra, con lujo de brutalidad, aquella que apenas ayer fuese negada en Guadalajara, pero esa, aunque no lo parezca, es otra historia, y no es de ficción. De manera impactante Vargas retrata las inevitables semejanzas y las abismales diferencias entre las tropas regulares del ejército federal y las tropas improvisadas, siempre llenas de coraje y pasión, de los campesinos armados, algunos con machetes, otros con rifles de asalto, otros más con remedos de utilería, pero todos con la esperanza de que su lucha los llevará a un futuro mejor.

Un hombre, sin embargo, Don Plutarco, armado con la música que extrae mágicamente de su violín, logra penetrar las líneas enemigas en varias ocasiones, sacando desde parque, hasta información, la cual piensa será valiosa para el movimiento del cual su hijo forma parte activa.

Los soldados en un inicio se ven seducidos por la magia del violín, sin embargo la brutalidad será siempre brutalidad y, al cabo de un par de visitas del músico, filtran información falsa, trampa en la cual el anciano cae inocentemente y con él los mandos del movimiento armado. El destino está sellado y no pudo haber mejor frase para decirlo que la expresada por Don Plutarco: “se acabó la música”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como una pelicula donde se juega con el tiempo, si retrocedieramos a los años ochenta, y tuvieramos una revista donde se abla de politica y de otros temas como la economia, la educacion, etc., nos dariamos cuenta que son los mismos temas que leemos a hoy en el año del 2012, a mas de treinta años y los mismos problemas, aumentados ahora por la guerra en contra del narcotrafico, donde los mas amolados ha sido la ciudadania, varios son los personajes que han vivido en la casa oficial de los pinos; y hasta la fecha nadie ha podido encontrar la formula para acabar con ese cancer social que es la corrupcion; que es uno de los principales factores que influyen en el aumento de los problemas sociales.

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