miércoles, 1 de diciembre de 2010

El primer trago debe ser vasto

DSC00596 Presentación del libro Notas de cata de Roberto Amezquita.

Por: Servando Baltazar López.

Con tonos frutales, una marcada presencia de taninos y aureola festiva, como deben ser los vinos latinoamericanos, Roberto Amezquita (Estado de México, 1985) presentó el pasado 17 de noviembre a las 18:00 horas, en el centro cultural el Diezmo, en el corazón de la ciudad típica de Metepec, su ópera prima Notas de cata, libro que, durante los XXXV Juegos Florales de Poesía en Ensenada, Baja California, obtuviera el primer lugar nacional “Luis Pavia López”.

A manera de viaje a través de emociones y sensaciones que la ingesta de vino produce en los sentidos, la poesía de Roberto Amezquita recorre con sus letras las gotas en ascenso de la copa al alma y del alma al cerebro en estampida robándole efusiones al alma. Ante un auditorio lleno, en compañía de Bertha Balestra, cronista de la ciudad típica de Metepec, Roberto dio inicio a la degustación y, con la sutileza del somellier, mientras descorchaba amenizó el tiempo de aireado con la anécdota de lo que fue una carrera contra el tiempo, desde la creación de los diecinueve poemas, una nota personal, nueve epigramas y un addendum, su entrega al límite y luego el viaje relámpago a la ciudad noroccidental para recibir el galardón.

Vino joven, sin sedimentaciones, Amezquita llenó las copas de la concurrencia dando lectura a la introducción de la obra. Un vasto trago que habría de ser suficiente para permitir escanciar los corazones de los allí presentes hasta dejar en ellos el remolino que sólo el vino, como la poesía deslizan en la mente.

El tono anecdótico y la frescura del joven poeta dieron paso a la solemnidad cuando alzando la copa de sus versos dictara el ritmo de una noche cálida, serena, distante del tráfico que no dejaba de hacerse patente con los ronquidos de los camiones desafiando la pendiente de la avenida Estado de México, con la cual colinda el Diezmo por uno de sus costados.

“Alza el curvo cristal/ preñado en transparente/ inclina la piedra vaporosa del granate que/ fluye/ y bebe a raudales tu moderación/ ¡bebe!”

Cada vez más minadas las sensaciones con la irresistible caricia de las palabras fermentadas, la lectura avanzó de la Vista al Olfato y, casi por último al Gusto. Sentidos que dan también título a cada una de las tres primeras partes en que se divide la obra.

Alguien me dijo que en la edad media se tornó costumbre chocar el borde de los vasos en las noches de celebración y bacanal, pues en las cortes europeas no era extraño ser víctima por envenenamiento de aquellos que querían hacerse un camino en la escalinata del poder, sin embargo, me gusta más la acepción del origen de la costumbre que se relaciona con la intervención de cada sentido en el ritual del vino. Si bien los tres primeros evidentes, el oído se hace presente sí y sólo sí esta última muestra fraterna se hace presente. El brillante o seco golpe del recipiente, sea que se trate de cristal de Bohemia o peltre de cualquier origen, llena entonces este otro vehículo de precepción del mundo. En esa noche donde la embriaguez se vivió seca, fue acaso el oído el más privilegiado.

A la lectura siguió la participación del público. Brotaron los aplausos y entre el auditorio las felicitaciones no se hicieron esperar. Algunas reflexiones sobre la filosofía y el amor a las letras, al lenguaje. Y una disertación del propio poeta a modo de respuesta a la pregunta del papel de la poesía en un mundo donde Stephen Hawkins asegura que no hizo falta un dios para la creación, y en el que las botellas de vino se tapan con corcho por mero acto de nostalgia, en la que declaró, citando como ejemplo el festival poético de Medellín, que la poesía humaniza, ante todo al lenguaje, pero no sólo a él. Amezquita ve en la poesía un vehículo efectivo para ralentizar la barabarie que cada día devora con mayor fiereza la convivencia humana.

El sentido del tacto no quedó exento de participar, pues como cierre del acto, tras adquirir un ejemplar del libro en el lobby del recinto, el público asistente tuvo ocasión de estrechar la mano del poeta, tomarse la foto y recibir, de puño y letra, una dedicatoria personalizada. Elemento infaltable en esta clase de acontecimientos.

Notas de cata, excelente selección, excelente maridaje para acompañar la experiencia del vivir. Y sí, aun en exceso, una resaca así no deja de agradecerse.

Seguidores