lunes, 2 de febrero de 2009

Cuando vayas al 2 de Abril, visita Metepec.

02-02-09_1308Desafiando a mi voluntad, abriéndome paso entre los aromas a cesina frita, barbacoa y los excelsos sonidos emanados de CD's con la calidad sonora de Mixup, llegué frente a las puertas batientes del 2 de Abril. Situado en la esquina formada por las calles de Hidalgo y Paseo San Isidro, el legendario lugar conocido por su bebida original, la Garañona, me recibió con un abrazo mural y la camaradería de los parroquianos que lo frecuentan, entre el duranguense emanado de la rocola y los boleros del guitarrista. Verde brebaje de sabor dulzón, cuya esencia me recordó sobre todo las gelatinas setenteras, de supuesto sabor limón, las cuales solía uno exprimir por la mordisqueada esquina de pequeñas almohadillas de polietileno, muy similares a la presentación personal del shampoo Vanart, conocida originalmente como "el remedio de la tía", por sus cualidades curativas, a decir de un amable parroquiano, la Garañona ha ganado ya, desde mediados del siglo pasado, un lugar en la tradición de Metepec. Alguna vez figuró la marihuana en la receta, me aseguraron, hoy sinceramente lo dudo, por los trece pesos que se paga por una ración sencilla, nadie te corre hoy en día ni un toque. Tratar pues de descifrar la receta de la bebida, o bien describirla con precisión, resultaría igual de inútil, por ello prefiero ceder dicha responsabilidad a Marco Aurelio Chávez Maza, cuyo homenaje ha quedado plasmado en las paredes del lugar, justo sobre la barra a manera de respuesta a cualquier pregunta que pudiese surgir.

"Verde consuelo de los bienaventurados y pobres de bolsillo. Bálsamo de los cargadores, los licenciados y los poetas. Verde esperanza que verdemente alumbra con su verdosa flama las entrañas de friolentos y afligidos.
Ardorosa seda verde en la honda lengua.”

“Aperitivo del gozoso, digestivo del doliente, afrodisíaco de los tímidos: ‘Herón, dame otra verdecilla para ponerme garañón’. La que es garañona donde quiera es verde, ¡Y al que no le guste la verde, que se enderece y pida su banderita!”

Entrañable lugar, donde el tiempo transcurre    solo  porque seguramente sabe que tiene que transcurrir, pronto extiende su cobijo externo al calor que del interior se deja sentir al asentarse la garañona en el organismo.

Con una tuve para sentirme inmortal. -Es un excelente digestivo- me había dicho el hombre con quien conversé. De modo que con esa protección herbolaria, salí decidido a no resistirme a la cesina frita. Dos con papas. Así llegaron, así se fueron.

Con el estómago lleno y el espíritu desbordando, me dirigí hacia donde húbose una vez un kiosco, allí, por un peso menos de lo que cuesta una garañona, una venerable mujer, diestra en el arte e irremediablemente también, dio grasa a mi calzado.

Con el sol reflejado en mis pies, di por terminado y satisfecho mi paseo por el 2 de Abril y la ciudad típica de Metepec.

Cuando vayas al 2 de Abril, visita Metepec.

 

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